Zapopan, Jalisco, a 17 de julio de 2024.- Muchos piensan que la Filosofía es algo totalmente ajeno a ellos, que no tiene nada que ver con su vida y, por lo tanto, es algo que no les interesa.
Sin embargo, muchas de las cuestiones que se nos presentan en nuestra vida tienen un trasfondo filosófico. Esto significa que, una adecuada solución de estas cuestiones requiere del conocimiento de esta disciplina científica.
¿Para qué sirve la filosofía?
Quizás a algunos les sorprenda la afirmación de que la Filosofía es una disciplina científica, pues es muy común pensar que sólo se trata de un conjunto de opiniones, pero realmente la Filosofía es una ciencia, no son simples “creencias”, es un verdadero “saber”.
Aunque se dice que Pitágoras, por modestia, rechazó que se le llamara sabio (“sofos”), y pidió que mejor se le llamara filósofo (“buscador de la sabiduría”), la verdad es que Filosofía y sabiduría son palabras que hacen referencia a una misma cosa.
Es por eso que la Filosofía ha sido siempre muy apreciada, pues la sabiduría es la más alta realización que el ser humano puede lograr, ya que, con ella, se plenifica su condición racional, que es lo más esencial en él.
Buscar el saber
Es muy entendible entonces que todos busquemos el saber. Aristóteles lo expresa con toda claridad en la primera frase de su obra titulada “Metafísica”: “Todo hombre desea, naturalmente, saber.”
Es nuestra propia naturaleza la que nos inclina a esta búsqueda de la sabiduría, la cual, no debe confundirse con una simple curiosidad que se satisface con un conocimiento superficial de las cosas, sino que, con esta búsqueda, tratamos de resolver, certeramente y con profundidad, aquellas cuestiones más relevantes de nuestra existencia.
Cuestiones tales como si se puede demostrar racionalmente la existencia de Dios y si podemos conocer algo sobre su naturaleza, qué es el alma y cuál es la finalidad de la existencia humana, qué es la justicia y cuál es el mejor modo de conducirnos en nuestra vida, cuáles son las formas legítimas de gobierno y si la democracia es una de ellas, si podría validarse lógicamente que sólo existen cosas materiales o si también existen cosas inmateriales… y tantas otras cuestiones que se no van presentando desde nuestra juventud.
Trascendencia en nuestras vidas
Sin embargo, es muy común que dejemos de lado esta búsqueda para ocuparnos primeramente de satisfacer otras necesidades más apremiantes, pero esto no quiere decir que las “dudas filosóficas” desaparezcan, sino que, en todo caso, las estamos postergando, y, aunque puede suceder que ya nunca más les prestemos atención, también puede ser que, después de satisfacer, en cierta medida, aquellas necesidades más apremiantes, y habiendo alcanzado un mayor grado de madurez, tratemos de resolverlas, para darle un sentido más trascendente a nuestra vida.
Para este momento, seguramente ya habremos estudiado una carrera universitaria, e incluso, también hayamos dedicado un cierto número de años a atender algún tipo de ocupación laboral.
En este caso, se nos presenta una excelente opción para resolver, con la debida seriedad, nuestras “dudas filosóficas” y también, por qué no, de obtener un logro importante en nuestro propio desarrollo personal y profesional: estudiar un posgrado en Filosofía. Esto puede resultarnos una aventura fascinante, que nos enriquezca y nos permita alcanzar una vida mucho más plena y satisfactoria, al mismo tiempo que resolvemos nuestras dudas filosóficas.
Texto escrito por el Mtro. Oscar A. Angulo Favela, Académico de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), donde es director del Posgrado en Filosofía.