Morelia, Mich., a 6 de octubre de 2024.- La violencia que azota a la ciudad de Morelia y el estado de Michoacán ha tomado un rumbo alarmante, vinculado cada vez más con el fenómeno de la extorsión y las redes criminales que buscan controlar el territorio a través del miedo y la intimidación. El reciente asesinato de una joven mujer, Guadalupe A., dentro de la tienda "Saldos al Costo", propiedad de su familia, es un reflejo inquietante de cómo las dinámicas criminales se entrelazan en la región.
Guadalupe, de tan solo 20 años, fue acribillada en el negocio ubicado en la avenida Siervo de la Nación. Este trágico hecho se suma al homicidio de su padre, Juan A., quien también fue ultimado en enero de este mismo año, justo afuera del establecimiento familiar. Ambos crímenes destacan el patrón de violencia selectiva que afecta a comerciantes locales, quienes se ven asediados por grupos delictivos que utilizan la extorsión como método de control.
Este caso no es un hecho aislado. Solo una semana antes, otro empresario, dueño de un autolavado en la colonia Valle del Durazno, fue asesinado a golpes en su negocio. La violencia no se limita a homicidios con armas de fuego, sino que incluye diversos métodos, lo que sugiere la presencia de múltiples facciones criminales que buscan imponer su dominio en zonas estratégicas de la ciudad.
Extorsión al sector agrícola: un fenómeno que se extiende más allá de las ciudades
Además de los comerciantes urbanos, otro sector gravemente afectado por las extorsiones es el agrícola, fundamental para la economía de Michoacán. En 2024, los productores de aguacate, limón y otras frutas, que colocan a Michoacán como líder nacional e internacional en la producción agrícola, han sido blanco de grupos delictivos. Estos grupos exigen a los productores el llamado "derecho de piso", una cuota a cambio de permitirles trabajar sin ser atacados o secuestrados. De no pagar, las consecuencias pueden ser fatales, incluyendo la destrucción de cultivos, el robo de cosechas, secuestros e incluso asesinatos.
Este contexto de extorsión ha afectado gravemente al sector agrícola en Michoacán, uno de los motores económicos del estado y del país. En municipios como Uruapan, Apatzingán y la región de Tierra Caliente, los agricultores viven bajo la constante amenaza de las organizaciones criminales. Los delincuentes no solo se han infiltrado en los mercados, controlando precios y rutas de exportación, sino que también han forzado a muchos productores a abandonar sus tierras, que luego son controladas por los grupos criminales.
En 2024, la situación ha alcanzado un punto crítico con múltiples denuncias de productores que ya no solo deben lidiar con las inclemencias del clima y el mercado, sino también con las exigencias violentas de las organizaciones criminales. A pesar de los esfuerzos gubernamentales para proteger las áreas rurales, la respuesta ha sido insuficiente para contener el fenómeno. Las extorsiones han llegado a afectar la exportación de productos clave como el aguacate, retrasando envíos y generando pérdidas millonarias.
La extorsión: un hilo conductor en la violencia de Michoacán
La extorsión, uno de los mecanismos más utilizados por el crimen organizado en Michoacán, es el trasfondo de muchos de estos asesinatos y atentados en toda la región, tanto en las áreas urbanas como rurales. Comerciantes, empresarios y productores agrícolas son blanco constante de intimidaciones y cobros forzados. Las víctimas que no cumplen con las exigencias de los criminales enfrentan consecuencias fatales, como ha quedado demostrado en los últimos meses.
Por ejemplo, en el ámbito urbano, la Fiscalía de Michoacán informó en mayo de la detención de un hombre que se hacía pasar por sacerdote para extorsionar a una parroquia en Morelia, apoderándose de casi 100 mil pesos. Además, candidatos de la contienda electoral del 2 de junio han denunciado amenazas e intentos de extorsión por parte de grupos criminales que buscan obtener beneficios económicos a cambio de "protección".
Este incremento de la violencia en Morelia y otras áreas de Michoacán, alimentado por las extorsiones, refleja la complicada relación entre el crimen organizado y la vida cotidiana en el estado. Las autoridades locales enfrentan un desafío considerable para garantizar la seguridad de los ciudadanos y desmantelar estas redes que parecen operar con impunidad. Sin embargo, el temor de represalias sigue siendo un obstáculo para muchos empresarios y productores que prefieren el silencio antes que denunciar a sus extorsionadores.
Michoacán, un estado clave para la economía agrícola de México, no solo por su aguacate, sino también por otros cultivos como los frutos rojos y el limón, enfrenta una encrucijada. Las extorsiones y la violencia asociada a ellas no solo ponen en riesgo a sus habitantes, sino que también amenazan la estabilidad económica de toda la región.